A UNA NARIZ
Érase una vez un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
erase un peje espada muy bárbaro.
Era un reloj de sol mal encarnado,
erase una alquitara pensativa,
erase un elefante boca arriba,
erase Ovidio Nasón más narizado.
Erase un espolon de una galera,
erase una piramide de Egipto;
las doce tribus de narices era.
Erase un naricisimo infitino,
muchisimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anas fuera delito
FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS
Anónimo (2001), Selección Poética,Guanajuato. Legaría Ediciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario