Alejandra Gómez Pedraza

miércoles, 9 de enero de 2013

Gabriel Zaid



Dolor

Dolor, si por acaso a llamar a mi puerta 
llegas, sé bienvenido; de par en par abierta
la dejé para que entres... No turbarás la santa
placidez de mi espíritu... Al contemplarte, apenas
el juvenil enjambre de mis dichas serenas
apartarse un punto con temblorosa planta...

Entra, sé bienvenido... Te sentaré en el viejo
sitial que ya otras veces ocupaste... Un reflejo
de sol vendrá a bañarnos... Y veremos la larga 
y polvorosa ruta, la que tú conociste...
Brotará de mi alma algún recuerdo triste...
asomará a mis ojos una lágrima amarga...

Luego, como al conjuro de algún viento de olvido,
la barbilla en tu báculo, te quedarás dormido.
Regresará la alegre parvada bullidora
a revolar en torno y ofrecerme mi parte 
en su festín de risas... Y entonces será hora
de posar en tus hombros mi mano y despertarte.

Y te veré cruzando la tediosa avenida
que allá de tarde en tarde te trae a mi guarida,
y te me irás perdiendo por la ruta lejana,
mientras bajo la hiedra que trepa en mi ventana
me envuelve la infinita claridad de la vida.


Poema..
En este poema se encuentra soledad, tristeza  por motivo de un desamor, al querer tenerla cerca de el, contemplarla, es una búsqueda desesperada por dejar de sufrir por la mujer amada.

Gonzalez, E. (1971). Ómnibus de poesía mexicana. México. Siglo XXI Editores.

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