Alejandra Gómez Pedraza

miércoles, 9 de enero de 2013

Las mujeres, Juan Ruiz de Alarcón



Este libro por su nombre es una mezcla de distintas rimas y ritos “cien poetas mexicanos” cien maneras diferentes de reflexión de sentimientos profundos, una buena opción se te gusta la variedad.

No reina en mi corazón
otra cosa que mujer,
ni hay bien a mi parecer
más digno de estimación.
¿Qué adornada primavera
de fuentes, plantas y flores;
qué divinos resplandores
del sol en su cuarta esfera;
que purpúreo amanecer,
qué cielo lleno de estrellas
iguala a las partes bellas
del rostro de una mujer?
¿Qué regalo en la dolencia,
en la salud que contento,
que descanso en el tormento
puede haber sin su presencia?
Cercano ya de su fin,
un monje santo decía
que sólo mejoraría
oyendo el sol de un chaplin.
¡Y era santo! ¡Mira cuál
será en mí, que soy perdido,
el delicado sonido
de un órgano de cristal!
¿Sabes lo que hecho de ver?
Que el primero padre quiso
más perder el paraíso
que enojar a una mujer.
¡Y era su mujer! ¿Qué hiciera
si no lo fuese? ¡Y no había
más hombre que él! ¿Qué sería
si con otro irse pudiera?
Porque con la competencia
cobra gran fuerza Cupido.
—¡Triste de mí, que he tenido
de esa verdad experiencia!
—Según eso, ¿cómo quieres
que yo,  que tanto las precio,
entre en el uso tan necio
de injuriar a las mujeres?
Que entre enfados infinitos
que los poetas me dan,
 no es el menor ver que están
todos en esto precitos...
La murmuración afean
y siempre están murmurando;
siempre están enamorando
e injurian a quien desean.
¿Qué es lo que más condenamos
en las mujeres? ¿El ser
de inconstante parecer?
Nosotros las enseñamos;
que el hombre que llega a estar
del ciego dios más herido,
no deja de ser perdido
por el troppo varïar.
¿Tener al dinero amor?
Es cosa de muy buen gusto;
o tire una piedra el justo
que no incurre en ese error.
¿Ser fáciles? ¿Qué han de hacer
si ningún hombre porfía,
y todos al cuarto día
se cansan de pretender?
¿Ser duras? ¿Qué nos quejamos,
si todos somos extremos?
Difícil lo aborrecemos
y fácil no lo estimamos.
Pues si los varones son
maestros de las mujeres,
y sin ellas los placeres
carecen de perfección,
mala pascua tenga quien
de tan hermoso animal
dice mal, ni le hace mal,
y quien no dijiere: ¡Amén!

Describir a la mujer como ese ser bello, frágil y puro que sin ellas nosotros los hombres nos vemos reducidos a la nada, pero que a veces con todas sus bendiciones pueden ser nuestro calvario, razón de sufrimiento y agonía pero aun así nos encantan.

Editores mexicanos unidos. (2000) Cien poetas mexicanos. México, Editores mexicanos unidos

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